El término Psicomotricidad se divide en dos partes: la motriz y el psiquismo, que constituyen el proceso de desarrollo integral de la persona. La palabra motriz se refiere al movimiento, mientras que psico determina la actividad psíquica en dos fases: la socio-afectivo y la cognitiva. En otras palabras, en las acciones de los bebés e infantes se articula toda su afectividad y sus deseos, pero también todas sus posibilidades de comunicación y conceptuación.

La teoría de Piaget afirma que la inteligencia se construye a partir del movimiento. Y es que a veces no nos damos cuenta cuánto influye la movilidad de los infantes y adolescentes en la forma de aprender. Por eso es muy importante estimular la psicomotricidad desde edades muy tempranas para que tengan un buen desarrollo neuromotor y psicológico.

El progreso de un niño o una niña en su psicomotricidad le permite que sea capaz de controlar mejor sus movimientos e impulsos emocionales, así como una mejor adaptación al medio social, familiar y escolar.

El desarrollo psicomotriz permite al infante y adolescente:

•  A nivel motor: dominar el movimiento corporal.

•  A nivel cognitivo: mejorar la memoria, atención, concentración y creatividad.

•  A nivel socioafectivo: el autoconocimiento, afrontar sus miedos y relacionarse con los demás.