“Las técnicas de relajación son procedimientos por los cuales se reducen los niveles de reacción automática del organismo, aminorando la tensión física y mental. Estas técnicas ayudan a mantener un estado de tranquilidad frente a estímulos excesivos, siendo de utilidad en casos de ansiedad y estrés.” (Kim y Kim, 2018).
Estas técnicas pueden ser empleadas por cualquier persona para potenciar la buena calidad de vida, siendo un gran aporte para quien padece ansiedad o estrés, ya que pretenden regular las respuestas automáticas que generan desequilibrio.
Así mismo, no se ha de olvidar que el entrenamiento brinda beneficios que son avalados por las investigaciones y, además, es un arma terapéutica de utilidad frente a situaciones desadaptativas. Incluirlas en la rutina y convertirlas en un hábito será tan beneficioso como enriquecedor.
Pero… ¿por qué los infantes y adolescentes necesitan relajarse?
Los niños y niñas, al igual que los adultos/as, atraviesan periodos en los que presentan más nerviosismo y sienten que esas situaciones y/o emociones escapan de su control. Éstas se pueden deber a diversas circunstancias como por ejemplo:
· Un exceso de deberes en la escuela o cansancio debido al gran número de actividades que realizan tanto en la escuela como fuera de ella.
· Periodo de exámenes, de adaptación, de duelos.
· Descanso insuficiente. Puede que no duerman lo suficiente o no tengan un sueño de calidad.
· Exceso de información o de estímulos externos, provenientes principalmente de las Nuevas Tecnologías.
Las técnicas de relajación se adaptan a la edad de la persona y tienen como objetivo reducir el nivel de activación, “calmarnos”. Son una poderosa herramienta para poder “desconectar”, parar nuestros pensamientos, y para dar un alto en nuestro ritmo de vida. Al desconectar del exterior, “conectamos” con nuestro Ser, con nuestras necesidades reales. Cuando estamos conectados es posible aquietar la mente, mejorar el descanso, relajar nuestros músculos y poder controlar nuestras emociones.